Pálido
entre trueno y descalzo
enjuicio el prólogo de porcelana que me diste de beber,
extendiendo las enredaderas de tus brazos
en dirección opuesta a lo pedido.
Mi barcaza de constelaciones
te la di en el instante preciso
en que mi boca
se cerró como parpado
sobre tus labios de calamina norteña,
entonces hubo susurro entre oído y muralla,
hubo cautela en tus costillas
de mazorca morena,
se abrió una mano y donó su flor mas querida,
también hubo lágrimas para lo acontecido.
Repartí cordilleras entre arterias y vértebras
de dolor y olvido,
me agaché para recoger las flores que te gustaban
y recogí un ramillete de ventisqueros.
Me fuí equilibrando
por la vía de un tren salitreroy me caí a una caverna silenciosa.
1 comentario:
Leo tus poemas y siento con alegria que el tiempo ha pulido tu sensibilidad, que has madurado tu escritura y que tu alma sigue libre, sin ataduras... aun en busqueda.
Con cariño alguien que revive del pasado.
Julia
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